
- Año: 2014
- Recorrido: España – Francia – Andorra
- Distancia recorrida: 4.500 Km.
- Vehículo: Volswagen Touran, Seat Ibiza y Volswagen Passat

El 1 de mayo de 2014, viajamos en Aerolíneas Argentinas desde el aeropuerto de Ezeiza en Buenos Aires, hasta el aeropuerto El Prat de Barcelona, España. Íbamos acompañados de uno de nuestros hijos, Juan, con su señora Lorena y los dos niños que tenían por ese entonces, Teo de 3 años y Elías de sólo 1 añito. Ellos se habían ocupado con mucha antelación de alquilar un hermoso departamento en San Andrés de Llavaneras, con tres dormitorios, en el Complejo Marinada frente al mar Mediterráneo. Estábamos cerca de Premiá de Mar (17 kilómetros), en donde vivían nuestros hermanos Aboyo y Laura.
El plan era compartir el piso con hijos y nietos todo el mes de mayo, que era el tiempo que tenían ellos de vacaciones, y después quedarnos alojados nosotros, otros 25 días más en Premiá de Mar, con los hermanos “catalanes”. Además, habíamos previsto también, para el mes en Llavaneras, el alquiler de un vehículo (Volswagen Touran), para poder pasear y movernos con cierta independencia.
A sólo siete kilómetros, por la autopista C-32, teníamos el Centro Comercial “Mataró Park”, con un inmenso supermercado (Al Campo), en donde nos abastecíamos de los más variados productos. Recuerdo especialmente, los yogures, los helados, chocolates, jamón serrano, cervezas, los fresones y la nata montada; los envasados de aceitunas rellenas, sardinas y mariscos. En fin, sería casi interminable enumerar todas las exquisiteces culinarias que disfrutamos en desayunos, comidas y meriendas. Además, y talvez lo más importante, el shopping tenía diferentes juegos para los niños, que aprovechamos rigurosamente.
Desde nuestro “centro operativo” en Llavaneras, realizábamos excursiones cortas frecuentemente; a Lloret de Mar, Tossa de Mar y Blanes, por la N-II que bordea la costa del Mediterráneo. Y a la ciudad de Barcelona, que íbamos en el tren, aprovechando la cercanía de la estación Llavaneras. Otra actividad muy frecuente era la caminata por la costanera, tanto en Llavaneras como en Premiá; a veces con café incluido en algún “chiringuito” playero.
En una oportunidad, un día domingo, coordinamos con nuestro sobrino Tomás y su familia, para hacer un paseo por la zona de Girona y alrededores; preparamos un completo picnic y visitamos la ciudad de Banyoles primero, en donde comimos una riquísima tortilla de patatas, hecha por la mamá de Laia, y variados sandwhiches.
A la tarde seguimos hasta Besalú, una localidad turística de origen medieval, que se originó y creció alrededor del castillo de Besalú, que data del siglo X. En 1966, fue declarada “Conjunto Histórico Artístico Nacional”, por su gran valor arquitectónico.
Otro de los recorridos cortos de un día que hicimos, fue al Monasterio de Monserrat, ubicado a 83 kilómetros de Llavaneras, en el Macizo de Monserrat, a 720 metros de altura. Pertenece a la orden de los Benedictinos y es el monumento más visitado en la región de Barcelona, con 2,5 millones de turistas al año. Se ha convertido en un punto de peregrinaje para creyentes y de visita obligada para los turistas. No sólo el Monasterio es de importancia religiosa, sino que la belleza natural que lo rodea es simplemente asombrosa.
Pero los que voy a describir de manera especial, son tres viajes, en orden cronológico: el primero con los hijos y nietos, a la ciudad de Cambó les bains, en el Departamento de Pirineos Atlánticos, en el suroeste francés; es el lugar de origen del apellido Jaureguiberry y, por ende, de nuestros ancestros.
El segundo, los dos solos, a Madrid, Sevilla y Alicante. Y el último, al Valle de Arán en los Pirineos Centrales, en la provincia de Lérida, con nuestros hermanos Aboyo y Laura.
Cambó Les Bains (Francia) – Andorra
Viaje 1
Salimos de Llavaneras con un itinerario previsto, con reservas de alojamiento que había hecho Lorena en tres lugares claves del recorrido: Toulouse, Bayona y Andorra. Tomamos la autopista AP-7 y entramos a territorio francés por La Jonquera; seguimos por la A-9 hasta Narbona y allí empalmamos la A-61 hacia el oeste; descansamos para merendar en Carcasona y fuimos a conocer la increíble ciudadela amurallada (“La Cité”), un conjunto arquitectónico medieval restaurado en el siglo XIX y declarado en 1997, Patrimonio de la Humanidad. Está catalogada como “Grand Site National” y su castillo y murallas como Monumento Histórico, siendo uno de los centros turísticos más visitados de Francia.
Continuamos por la misma autopista hasta la ciudad de Toulouse, clasificada por el gobierno francés como “Ciudad del arte y la Historia”. Cuenta con un abundante patrimonio arquitectónico, encerrado en las 220 hectáreas protegidas en su Centro Histórico. Allí nos alojamos en los suburbios, en un departamento que reservamos por el sistema de Airbnb de Francia.
Al día siguiente nos fuimos de excursión hasta el poblado de Rocamadour, por las carreteras A-62 y A-20, distante a 160 kilómetros de la capital de Occitania. Debido a la gran belleza del entorno y su paisaje bucólico, es muy apta para los artistas y excita la curiosidad de los arqueólogos; pero su reputación proviene especialmente del célebre Santuario de la Virgen Negra, que durante siglos ha atraído a peregrinos de todos los países. Los edificios de Rocamadour crecen hacia arriba en el lado de un acantilado, a la derecha del río Alzou, que corre en este lugar entre paredes rocosas de hasta 120 metros de altura. Estuvimos de vuelta ya casi de noche en el departamento.
En la mañana posterior, después de un rico desayuno con croissants que compré en una boulangerie (panadería) cercana, retomamos el periplo, esta vez por la ruta A-64, hacia el próximo hotel reservado en Bayona, a unos 300 kilómetros. Llegamos a la tarde, nos alojamos y fuimos inmediatamente a conocer la ciudad y comprar comestibles. Junto con las comunas contiguas de Anglet y Biarritz, forma un conglomerado urbano de más de cien mil habitantes. Está situada en la confluencia de los ríos Nive y Adur y es parte del País Vasco Francés.
Al día siguiente realizamos una excursión de larga duración; por la mañana hacia el objetivo principal del viaje, la localidad de Cambó Les Bains, situada en el Departamento de Pirineos Atlánticos, en la Región de Nueva Aquitania y el territorio histórico VascoFrancés de Labort. Es muy conocida por su suave clima y estación termal, que permiten actividades para el tratamiento de diversas enfermedades. La comuna se encuentra recorrida por el curso del río Nive, afluente del Adur.
La estación termal tiene un edificio principal de estilo neoclásico, rodeado de un parque de 15 hectáreas. También en la zona se ubica un museo dedicado a Edmond Rostand, autor de Cyrano de Bergerac, en el palacete Villa Arnaga donde llegó a residir. En el año 1995, fue declarado Monumento Histórico.
A la tarde continuamos el periplo hasta la ciudad turística de Biarritz, sobre el Mar Cantábrico. Esta ciudad se hizo famosa en 1854, año en que la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III, hizo construir un palacio en la playa, actualmente conocido como Hotel Du Palais; allí pasó temporadas enteras la familia Real Británica. La ciudad está construida sobre una serie de colinas, a lo largo de la costa, y da directamente sobre distintas calas y playas, como la costa de los cascos o el puerto de los pescadores.
Volvimos a Bayona para merendar y pasear por la parte histórica de la ciudad; fue declarado Conjunto de interés histórico-artístico en 1993; Se trata de un entramado de calles estrechas y empedradas, en las que se suceden casas tradicionales, templos y plazas.
Dormimos esa última noche en nuestro cómodo hotel, y después del desayuno iniciamos la etapa que nos llevaría hasta el Principado de Andorra, en los Pirineos. Al mediodía nos desviamos unos 25 kilómetros, para conocer Lourdes. Es una ciudad y comuna francesa situada en las llanuras de Bigorre; es, a partir del siglo XIX, un importante centro religioso católico de peregrinación, donde tuvieron lugar las apariciones de la Virgen María, a la niña Bernadette Soubirous. Entre sus principales monumentos, se encuentra el Castillo de Lourdes del siglo XIV, residencia de los condes de Bigorre. La Casa paterna de Bernadette Soubirous o molino Lacadé, donde vivió la familia.
Pero, sin dudas, lo más impresionante es el Santuario de Lourdes, centro de peregrinación católico, formado por varias iglesias, centro de peregrinos y otras edificaciones. Millones de personas llegan anualmente a este Santuario, para conocer el lugar o intentando la intercesión de la sanación, a través de la advocación mariana, a la que se le atribuyen milagros en favor de personas desahuciadas. Sólo estuvimos un par de horas ese día domingo, tiempo suficiente para quedar asombrados por la presencia multitudinaria de fieles en el lugar.
Continuamos la marcha, pasando por la ciudad de Foix y de allí los últimos 100 kilómetros por un camino paisajístico, rumbo a los Pirineos, hasta Andorra la Vieja, ubicada a más de mil metros sobre el nivel del mar; es la capital de estado de mayor altitud de toda Europa. Su más importante fuente de ingresos es el turismo, así como el comercio y el sistema bancario libre de impuestos.
El hotel estaba en pleno centro y era muy confortable; lo que no nos ayudó fue el tiempo, algo fresco y lluvioso. Dormimos sólo una noche y a la mañana siguiente, antes de iniciar el definitivo regreso, recorrimos caminando una parte de la ciudad. Luego fuimos a uno de los grandes Shoppings libres de impuestos (Punt de Trobada), ubicado en la frontera con España; compramos pocos recuerdos, pero caminamos bastante y almorzamos rico antes de enfrentar el último tramo del recorrido que nos llevaría de vuelta a San Andrés de Llavaneras.
Madrid – Sevilla – San Juan de Alicante
Viaje 2
El día 31 de mayo de ese año 2014, Juan regresó con su familia a Argentina. El 2 de junio alquilamos un Seat Ibiza, color negro, y nos dispusimos a dar una vuelta corta por España, los dos solos. Disponíamos de un máximo de diez días, por lo que resolvimos concretar la vuelta solamente por las Comunidades de Madrid, Castilla La Mancha, Andalucía y Valencia.
El primer tramo nos llevó hasta la capital española, por la A-2, pasando por Zaragoza. Ya bien entrada la tarde, llegamos a destino y nos metimos en un estacionamiento subterráneo en pleno centro, sin saber con certeza en dónde nos encontrábamos. Al salir a la superficie, pudimos comprobar que estábamos a pocos metros de la Puerta del Sol, que es una plaza icónica de la ciudad. Ahí está el kilómetro cero de las carreteras radiales del país; es un lugar de visita obligada para aquellos que se acercan a Madrid. Su nombre proviene de un sol que adornaba antiguamente la entrada, colocado ahí por estar la puerta orientada precisamente hacia el levante. En el lugar se sitúa la Casa de Correos, construida en el siglo XVIII, actualmente sede de la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Al ser una zona muy turística, aprovechamos para buscar un hotel que estuviera dentro de nuestro presupuesto; conseguimos uno rápidamente y, después de alojarnos, salimos a caminar. Lo primero que visitamos fue el Palacio Real y la Catedral de la Almudena. Ya de noche, buscamos en los alrededores del hotel, con un intenso movimiento comercial, un lugar para comer; en este caso “rico y barato”, en un restaurante chino.
Después de dormir plácidamente y de un buen desayuno, nos dispusimos a seguir conociendo y tomar fotografías; caminamos muchas cuadras por las anchas avenidas de la ciudad; pasamos por la Puerta de Toledo, Las Cibeles y la Puerta de Alcalá; después recorrimos gran parte del Parque de El Retiro, donde se llevaba a cabo una importante “Feria del Libro”; luego volvimos a almorzar y a la tarde continuamos, esta vez a la Plaza Mayor, que es otro lugar emblemático para el turismo nacional e internacional; es el corazón del Madrid de los Austrias, el casco viejo de la ciudad y punto de partida para visitar uno de los barrios con más encanto. Seguimos la caminata por la Gran Vía y completamos el raid por el reconocido Paseo de la Castellana; es una ancha avenida madrileña que tiene en ambos márgenes gran cantidad de edificios públicos y embajadas, cuyas construcciones datan desde finales del siglo XIX, hasta mediados del siglo XX. Junto con los Paseos del Prado y de Recoletos, forma un eje viario fundamental que atraviesa Madrid de norte a sur.
Al día siguiente continuamos viaje a Sevilla, haciendo sólo una escala de un par de horas en la ciudad de Toledo, en la Comunidad Autónoma de Castilla la Mancha. Su casco histórico está situado en la margen derecha del río Tajo; es conocida como la “Ciudad Imperial”, por haber sido la sede principal de la corte de Carlos I y también como la “Ciudad de las Tres Culturas”, por haber estado poblada durante siglos por cristianos, judíos y musulmanes. La ciudad histórica fue declarada “Conjunto histórico-artístico” en 1940; además la UNESCO le concedió el título de “Patrimonio de la Humanidad” en el año 1986.
Almorzamos temprano y partimos; en la salida de Toledo nos equivocamos de ruta, así que tuvimos que hacer un tramo por una carretera secundaria hasta empalmar la autovía CM-42. Desde allí faltaban casi 400 kilómetros hasta Sevilla; paramos sólo a merendar, con un café y un exquisito sandwhich de jamón serrano; durante todo el trayecto, nos llamaba la atención el cantero central de la carretera, con distintos arbustos florecidos.
Llegamos a la capital de la Comunidad Autónoma de Andalucía cerca de las seis de la tarde y buscamos el hotel que habíamos reservado desde Madrid; nos llevó un tiempo encontrarlo pero finalmente nos alojamos cómodamente; estaba ubicado justo al borde del casco antiguo de la ciudad. El mismo es el más extenso de España y el sexto más grande de Europa. Sevilla está ubicada sobre el río Guadalquivir y es la única ciudad interior española con puerto, ya que dicho río es navegable los 90 kilómetros hasta la desembocadura en el Océano Atlántico.
Con las últimas luces del día salimos a pasear y conocer algo de la ciudad; cenamos al aire libre y nos acostamos temprano. A la mañana siguiente iniciamos una extensa caminata para visitar los lugares más representativos; lo primero, “La Plaza de España”, que es un gran espacio abierto monumental, rodeado por un edificio semicircular de estilo regionalista; fue construido para la Exposición Íberoamericana del año 1929, en cuya ceremonia de inauguración estuvo presente el rey Alfonso XIII. Ocupa una superficie de 50.000 metros cuadrados y se ubica dentro del Parque María Luisa. Está decorado con ladrillo visto, mármol y cerámica, dándole un toque renacentista y barroco en sus torres. El canal que contiene es cruzado por cuatro puentes, que representan las 4 antiguas coronas de España (Castilla, León, Aragón y Navarra). En las paredes se encuentran una serie de bancos y ornamentos de azulejos, que forman espacios alusivos a las 48 provincias españolas, con mapas y escudos de cada capital de provincia.
El lugar es realmente impactante y no se sabe por dónde empezar a mirar para capturar tanta belleza; sacamos una cantidad de fotos y seguimos el recorrido por el Pabellón Argentina de la famosa Exposición y luego por la “Torre del Oro”; esta última está ubicada en el margen izquierdo del Río Guadalquivir y formada por tres cuerpos; el primero, dodecagonal, fue construido entre 1220 y 1221 por orden del gobernador almohade de Sevilla Abú I-Ulá; el segundo, también dodecagonal, por Pedro I el Cruel en el siglo XIV; el superior, cilíndrico y rematado en cúpula, fue construido por el ingeniero militar Sebastián Van Der Borcht en 1760. Fue declarada Monumento Histórico-Artístico en el año 1931 y ha sido restaurada varias veces.
Por la tarde seguimos el periplo por la Catedral Gótica de Sevilla, la más extensa del mundo, declarada por la UNESCO “Patrimonio de la Humanidad” en 1987. Este conjunto monumental de la catedral, lo complementan la Giralda, el Patio de los Naranjos y la Capilla Real, que hace las funciones de cabecera de la mencionada Catedral. Un párrafo especial para La Giralda, que es el campanario de la catedral de Sevilla y la torre más representativa de la ciudad; mide 94,69 metros de altura. Finalmente, visitamos el Real Alcázar, que es el palacio real en activo más antiguo de Europa; fue residencia de los líderes árabes desde el siglo VIII y, a partir de la reconquista en 1248, alojamiento de los reyes de España.
Resumiendo, en la arquitectura de Sevilla han dejado constancia todas las civilizaciones que han habitado la ciudad, con una riqueza monumental muy importante, tanto en edificios religiosos como civiles, con influencias de romanos, visigodos, árabes y regionalismo andaluz.
Volvimos al hotel asombrados por tanta cultura histórica; dedicamos la tardecita-noche para pasear por un centro comercial y comer dentro del casco antiguo. El calor reinante anticipaba la pronta llegada del verano europeo, por lo que decidimos arrimarnos al Mar Mediterráneo lo antes posible.
Al día siguiente, seis de junio, tomamos la carretera A-92 con dirección este-noreste; habíamos visto un posible hotel, el ”Castilla Alicante” de tres estrellas, cercano a la playa, en San Juan de Alicante. Teníamos 600 kilómetros por delante; sólo nos detuvimos a comer unos sandwhiches al mediodía y a tomar un café a la hora de la merienda. Llegamos al hotel alrededor de las seis de la tarde; era día viernes y al principio no teníamos lugar disponible; nos sugirieron que volviéramos en un par de horas, por las dudas se cayera alguna reserva. Mientras tanto intentamos conseguir otro hotel, pero no nos convencía la ecuación precio-calidad de ninguno; además del buen precio del Castilla, nos gustaba especialmente la ubicación a una cuadra de la playa.
Por eso volvimos a intentarlo otra vez, con buena fortuna; nos asignaron una habitación provisoria por la primer noche y al día siguiente una definitiva, amplia y confortable, para pasar las próximas tres noches. Así fue como pudimos disfrutar con creces la estadía en este municipio turístico de la provincia de Alicante. En Valenciano, “Sant Joan D´Alacant”, está ubicado a ocho kilómetros del centro de la ciudad de Alicante; tiene un clima privilegiado, una gastronomía típica de la Comunidad Valenciana, en la que sobresale la famosa paella y un gran movimiento comercial y turístico.
Pasamos cuatro días hermosos, de sol y playa; había muchas opciones de comidas rápidas y baratas sobre la avenida costanera. Un día tomamos el moderno tren que pasaba frente al hotel, para ir a pasear por la ciudad de Alicante.
El martes diez de junio emprendimos el regreso a Premiá de Mar, distante a más de 500 kilómetros; sólo hicimos una escala para conocer Tarragona, ya dentro de Cataluña. Esta fue una de las principales ciudades de la Península Ibérica, durante la época del Imperio Romano. Está ubicada a la orilla del Mediterráneo, en la ”Costa Dorada”, con playas de aguas cálidas; esto, más su enorme patrimonio histórico y artístico, la convierten en un centro de atracción turística de primer orden. El conjunto arqueológico que forman las ruinas romanas de Tarraco, fue declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en el año 2000. Culturalmente, sobresale el evento bienal que se celebra el primer fin de semana de octubre, en los años pares, el concurso de castells; se trata de la formación de castillos humanos espectaculares y se realiza en la antigua Plaza de Toros.
Partimos de Tarragona por la AP-7 rumbo a Barcelona y llegamos a Premiá a las siete de la tarde, concluyendo este hermoso paseo turístico-cultural.
Valle de Arán – Pirineos Centrales
Viaje 3
Dos días después del regreso a Premiá, salimos junto con nuestros hermanos con destino a los Pirineos, concretamente al Vall D´Arán (en Catalán). Es una comarca y entidad histórica española, situada en la vertiente septentrional de los Pirineos Centrales, en la provincia de Lérida, Cataluña. En ella conviven tres lenguas oficiales: el aranés (dialecto local), el español y el catalán. El motor de la economía del valle es actualmente el turismo, tanto en invierno como en verano; está formado por 33 pueblos que albergan algo más de diez mil habitantes permanentes.
Salimos los cuatro en el Volswagen Passat de mi hermano Aboyo, con destino a Vielha, capital del valle, a 290 kilómetros de distancia, en donde teníamos reservado un hotel, el “Tuca”. Fuimos por la A-2, pero antes de llegar a Lérida tomamos equivocadamente una carretera secundaria que nos demoró un poco; de todas maneras, disfrutamos del paisaje y nos detuvimos a almorzar en “El Pont de Suert”. Allí retomamos la ruta correcta (N-230) y después de cruzar el túnel de Vielha, una obra de ingeniería de 5230 metros de longitud, entramos en el maravilloso Valle de Arán.
Viehla es la capital del valle y allí empieza la ruta C-28 que lo cruza en toda su extensión. Nos alojamos y enseguida salimos a caminar el pueblo y buscar algunos folletos turísticos. Luego de la merienda, aprovechamos con Marta la piscina climatizada del hotel. Esa noche cenamos en el pueblo y nos acostamos temprano; se notaba que, a esa altura del año, recién iniciaba la temporada de verano y había poco movimiento turístico. Por eso nos propusieron un cambio de hotel y al día siguiente nos hospedamos en otro más pintoresco y confortable, el “Vilagarós”, ubicado en el pueblito cercano, Garós.
Dejamos el equipaje a la mañana y salimos a conocer algunos lugares recomendados por la misma gente del hotel. De Vielha al norte, por la N-230 fuimos hasta El Pont D´arrós y desde allí por un camino de montaña hasta una hermosa cascada, pasando Vilamós, en el Parque “Ribera de Varradós”. Después almorzamos en Bossóst y continuamos por otro camino de cornisa, la N-141, para cruzar a Francia y seguir por la N-125 hasta Bagneres-de-Luchon, un pueblo famoso por sus baños termales y su estación de esquí.
En ese cruce también pasamos por el mirador de Bossóst y el Parque de Arán, en una zona boscosa. La última excursión nos llevó por la ruta de la “Era de Artiga de Lin” y “Uelhs Deth Joeu”, considerada por muchos como el sector más paisajístico de todo el Valle de Arán. Tomamos infinidad de fotografías de estos maravillosos rincones boscosos, con ríos y cascadas imponentes.
Volvimos a la tarde al hotel en Garós y también ahí aprovechamos la piscina climatizada y disfrutamos de un aperitivo en el jardín. A la noche fuimos a comer “tapas” al bar “Urtau”, en otra población cercana, Arties.
El día del regreso, sábado 14 de junio, en el transcurso de la mañana, visitamos el otro sector del valle, hacia el este. Llegamos hasta el reconocido centro de esquí en Baqueira Beret, a 1.500 metros de altura; es la entrada a Val D´Arán por el Puerto de la Bonaigua. Luego bajamos hasta Unha, donde conocimos la iglesia parroquial de Santa Eulalia, que es un edificio románico que data del siglo XII.
Cerca del mediodía salimos del valle por el túnel de Vielha y paramos a almorzar nuevamente en el pueblo “El Pont de Suert”. Luego por la ruta N-230 hasta la ciudad de Lérida; y ahí empalmamos la autopista A-2 directo a Premiá de Mar para finalizar este recorrido, corto pero muy reconfortante.
Los diez días que nos quedaban hasta el regreso a Argentina, los aprovechamos para compartir con la familia catalana y también para conocer un poco más de la hermosa ciudad de Barcelona. Fuimos con Marta un par de veces en bus y caminamos por todos los sectores más turísticos, como el Paseo de Gracia, la Plaza Cataluña, la Rambla y el Maremagnum.
Además, anduvimos por el sector del Arco de Triunfo y visitamos el impresionante centro cultural del barrio del Born, construido sobre un antiguo edificio del mercado, que posee un sitio arqueológico. En una de las visitas a esta gran ciudad, nos encontramos y compartimos un buen momento con una amiga de Ascochinga, Carmen María Ramos, que estaba allí por razones laborales.