Prólogo

Entre los días 22 de diciembre de 1975 y 26 de junio de 1976 realizamos, con mi compañera de ruta en este mundo, Marta, un viaje extraordinario e inolvidable a través de las carreteras americanas, desde Ascochinga, Córdoba, Argentina, hasta las provincias occidentales de Canadá (British Columbia y Alberta), y terminando en Washington DC, capital de los Estados Unidos de América. Siempre fue nuestro deseo, desde el mismo momento del regreso al país, poder escribir sobre las intensas y hermosas experiencias de ese viaje, basándonos en el “cuaderno de navegación” que íbamos escribiendo diariamente, pero por diversos motivos y, especialmente, por múltiples ocupaciones familiares, fuimos posponiendo la concreción.


Hoy, a cuarenta y cinco años de esa memorable “excursión” por la ruta Panamericana, hemos decidido testimoniarlo en un libro/blog, apoyándonos en esos borradores escritos durante el viaje, en la gran cantidad de fotos que sacamos y, fundamentalmente, en nuestra memoria que, a pesar del paso de los años, mantiene viva las imágenes de los increíbles paisajes, de los pueblos y ciudades transitados, de los momentos vividos y de todas las personas que nos ayudaron en el periplo y que hasta el día de hoy recordamos con gran afecto y enorme gratitud. Al día de la fecha, aún mantenemos contacto con amistades que surgieron en ese viaje.


La primera y segura pregunta que se hará el lector, es “para qué” escribimos esto después de tanto tiempo y qué utilidad puede llegar a tener para cualquier persona que esté pensando enfrentar un desafío semejante. La respuesta es que somos conscientes de los tremendos cambios tecnológicos que sucedieron en este lapso de tiempo, de la diferencia enorme que se presenta con las condiciones de la ruta Panamericana y otras aledañas y, especialmente, la versatilidad de las comunicaciones actuales, que permiten una conectividad permanente, en tiempo real, para poder planificar etapas con toda precisión.

Lo que no ha cambiado y no cambiará nunca, es la determinación y la convicción que se puede tener para la concreción de un proyecto, partiendo de objetivos precisos y factibles de realizar. Es decir, en otras palabras, la actitud frente a los hechos de la vida.


Por eso creemos que este relato antiguo se puede transpolar al presente y servir como ayuda y punto de partida para aquellas almas aventureras, dispuestas a explorar nuevos horizontes y otras culturas.


La intención es contarles todo lo que vivimos, desde el momento que nació la “loca” idea de recorrer América, hasta el final del viaje, incluyendo el resumen de gastos y las conclusiones finales.


Para desarrollar el relato, nos tomaremos la “licencia” de ir y venir en el tiempo permanentemente, usando verbos en presente y en pasado, para matizar el mismo con comparaciones e información relevante, que pudieran aportar soluciones a un eventual viaje en el futuro inmediato. Trataremos, en la medida de lo posible, de transcribir datos actuales sobre el estado de las rutas americanas y de sus servicios al turismo.


El vehículo que utilizamos fue una pick-up Chevrolet, “Brava”, modelo 1967, de caja angosta. Sobre la misma estaba montada una “Camper” (casilla), con las comodidades básicas para dos personas, que fue nuestro “refugio” en el trayecto. Recorrimos más de veintinueve mil kilómetros (29.000 kms), a través de catorce (14) países de América.


A los efectos organizativos, decidimos estructurar el blog en distintas etapas, iniciando con todos los eventos previos al día “D”, es decir, el momento de la partida, en diciembre de 1975, continuando el relato en capítulos por tramos del viaje y finalizando con las conclusiones y datos relevantes de la aventura sobre ruedas.


Para matizar el trabajo final y por considerarlo parte integral e inseparable de nuestras experiencias, agregamos breves descripciones de las aventuras que vivieron nuestros hijos, Gabriel y Belén, veinticuatro (24) años después, en su luna de miel, cuando recorrieron toda Norteamérica en automóvil, visitando a una cantidad de gente increíblemente solidaria que habíamos conocido en ese tramo del viaje. Por eso, en los capítulos IV, VI, VII y VIII, encontrarán relatos escritos por Belén, del año 2.000, cuando hicieron escalas en las ciudades de Guadalajara (México), y Los Ángeles, Seattle y Tampa (EE.UU.).
Escribir estas páginas es para nosotros revivir momentos especiales de nuestra vida, recordar paisajes bucólicos, relaciones humanas llenas de solidaridad, tiempo de enorme felicidad, de aprendizaje y compromiso con la vida, que queremos compartir con ustedes, para que sientan que estamos viajando juntos.


Además, creemos que es muy interesante analizar los hechos del pasado, con una mirada retrospectiva y enriquecida con los años de experiencia de vida. Sólo así podemos llegar a entender lo que sentíamos en aquellos momentos y hasta qué punto nuestras decisiones podían llegar a afectar a los seres queridos que conformaban nuestra zona de “confort”. Por todo ello y desde lo más elevado de nuestros sentimientos, los invitamos a compartir esta aventura por los paisajes y las rutas americanas.

Bienvenidos a nuestro viaje por América

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