
- Año: 2011
- Recorrido: Neuquén – Sur de Chile – Santiago – Mendoza
- Distancia recorrida: 4.100 Km.
- Vehículos: Renault Koleos

Alentados por los viajes que habíamos compartido en años anteriores, en 2007 por el norte argentino, en 2008 por La Serena y Viña del Mar en Chile y en 2010 por la Mesopotamia Argentina hasta las Cataratas del Iguazú, encaramos un nuevo desafío juntos con Tomy y Patricia; pero esta vez cambiamos de vehículo y enfrentamos la aventura con la Renault Koleos de ellos. Yo fui agraciado con la responsabilidad de conducir y confieso que me sentía muy a gusto; comparado con la Trooper, era como manejar una Ferrari.
El día 3 de diciembre salimos de Unquillo hacia Río de los Sauces; dormimos allí, en la casa de nuestros consuegros, y al día siguiente iniciamos el periplo. Pasamos por Villa Mercedes, en San Luis, y empalmamos la ruta nacional 148 (autovía) y después la provincial 55 en La Pampa. Almorzamos en la localidad de Victorica y luego continuamos por RP10 hasta Santa Isabel; finalmente tomamos la RN151 que, pasando por la Colonia 25 de Mayo, Catriel y Centenario, nos llevó hasta la capital neuquina. Llegamos realmente cansados, ya que habíamos recorrido más de 900 kilómetros. Conseguimos un alojamiento cómodo, cerca del aeropuerto, en la hostería Amparo. Esa noche comimos en un shopping cercano al hotel y nos acostamos temprano.
Después de un rico desayuno, continuamos por la nacional 237, pasamos por el complejo del Chocón y paramos a descansar y tomar un café en Piedra del Águila. Más adelante empalmamos la RN40 con dirección a Villa La Angostura. Era notable la cantidad de ceniza acumulada, a raíz de la erupción del complejo volcánico del sur de Chile “Puyehue-Cordón Caulle”, acaecido el día 4 de junio de ese año. Justamente La Angostura había resultado de las más afectadas por el evento. Como a las dos de la tarde, comimos algo fuera de lo común, panzotis de ciervo y trucha.
Luego de una breve caminata, emprendimos el cruce de la frontera por el Paso Cardenal Samoré (ex Puyehue). En cada rincón de esta región boscosa, se notaba la terrible consecuencia de la erupción volcánica. En la ciudad de Osorno pudimos comprar pesos chilenos y seguimos hacia Puerto Varas, sobre el famoso lago Llanquihue. Allí nos alojamos en un hermoso hotel, “Bella Vista”, con vista al imponente volcán “Osorno”. Cenamos en el mismo hotel y brindamos con un pisco sour, festejando la llegada al primer destino chileno.
El día seis, las mujeres iniciaron con algunas compras y al mediodía fuimos a conocer Puerto Montt; almorzamos una exquisita “sopa de mariscos” en el mercado Angelmó y luego visitamos un inmenso shopping sobre la Bahía. El paseo continuó por la autopista número 5 sur y entramos al emblemático pueblo de Frutillar, de origen alemán. Recorrimos la colorida costanera y el Teatro del Lago, en donde se realizan anualmente las “Semanas Musicales de Frutillar”. Y, por supuesto, merendamos con las riquísimas tortas alemanas tradicionales del lugar (kuchen). De vuelta en Puerto Varas, comimos en una parrilla y de sobremesa degustamos el infaltable pisco sour.
Al otro día el programa apuntaba hacia el sector cordillerano; salimos bordeando el lago Llanquihue hasta Ensenada; en el kilómetro 47 la ruta se interna por un valle estrecho, con densa vegetación y más adelante se llega a los reconocidos “Saltos del Petrohué”, en el Parque Nacional Vicente Pérez Rosales. Finalmente, por camino de ripio, llegamos hasta el Lago Todos Los Santos y el pintoresco pueblito de Petrohué, donde termina el paseo. De vuelta, almorzamos en la zona de Ensenada. A la tarde subimos al cerro contiguo al puerto, para conocer la cruz monumental y tomar algunas fotos.
El día 8 de diciembre continuamos, ahora con proa al norte, y pasamos por la península Centinela, al lado de Puerto Octay, en donde Tomy había acampado 53 años atrás. Después de un café, buscamos nuevamente la autopista 5 sur y seguimos hasta el desvío, pasando Loncoche, que nos llevaría a Pucón. Bordeamos el lago Villarrica y nos alojamos en un hermoso complejo de cabañas, antes de llegar al pueblo, con un enorme parque y piscina.
Lo primero era abastecernos en un súper para cenar y brindar en la cabaña. En los tres días que estuvimos, conocimos bien esta pintoresca ciudad turística (Pucón quiere decir “entrada a la montaña”), cercano a la frontera argentina, y también la ciudad de Villarrica en la otra punta del lago.
Navegamos por el mismo en un simpático vapor; fuimos además a las termas de Huife y al lago Caburgua. Una tarde intentamos arrimarnos al imponente volcán, situado dentro del Parque Nacional Villarrica, pero el camino precario y la niebla lo impidieron. Es una zona muy paisajística, con un centro de esquí invernal.
Recién el día 12 continuamos la marcha; nuevamente por la ruta panamericana sur (autopista), hasta el almuerzo en un restaurante del “Salto del Río Laja”. Allí nos acordábamos nostalgiosamente del año 1990, cuando hicimos camping en el lugar con nuestros hijos. Seguimos hasta San Fernando y desviamos hacia el valle de Colchagua.
Dormimos en un pequeño hotel (D´vid), en la ciudad de Santa Cruz. El hotel Santa Cruz, el Museo de Colchagua, la Ruta del Vino, el tren y el casino, son emprendimientos impulsados por el empresario local Carlos Cardoen Cornejo, convirtiendo a este valle en un importante polo turístico de Chile. A la mañana visitamos especialmente el fabuloso museo privado de Colchagua, el más grande del país; fue inaugurado en 1995, en una antigua casa colonial, para exibir colecciones de arqueología, arte precolombino e historia americana.
La ruta del vino abarca a 18 viñas y bodegas de la zona. Visitamos y almorzamos en una de ellas, “Viu Manent”. También compramos unos vinos “Carmenere” para llevar de regalo a mi cuñado Pablo, que cumplía años y nos había invitado para esa noche en Santiago. Para evitar problemas y atrasos, yo había reservado un departamento en la zona de Barrio El Golf, así que partimos a nuestra nueva etapa en la capital santiaguina; el apart era comodísimo, con dos amplios dormitorios, cochera en subsuelo y desayuno incluido.
A la noche fuimos a Lo Barnechea, a festejar el cumpleaños. Como siempre emocionante el reencuentro con la familia chilena y muy amena la reunión con ellos y con amigos.
Los dos días en Santiago, 14 y 15, fueron culturales y turísticos para nosotros, los varones, y un frenético “tour de compras” para Marta y Patricia. Con Tomy aprovechamos primero para ir a conocer el Templo Votivo de Maipú o Basílica Nuestra Señora del Carmen; la construcción original fue ordenada por el General Bernardo O´Higgins en 1818, como agradecimiento a la Virgen por la victoria del ejército de Chile, junto al ejército de Los Andes, que aseguró la independencia de la República. Por falta de recursos, recién pudo inaugurarse en 1892. A comienzos del siglo XX fue destruida por un terremoto y pasaron muchos años hasta su reconstrucción en la década del cuarenta, por la realización del Congreso Mariano en Chile. En 1984 fue declarado Monumento Histórico Nacional. También visitamos el Museo del Carmen de Maipú, pegado a la Basílica, con documentos y objetos de alto valor cultural de la historia chilena.
Al día siguiente recorrimos el Parque Metropolitano, subiendo en el viejo funicular al cerro San Cristóbal, donde se encuentra el Santuario de la Inmaculada Concepción. Por la tarde estuvimos en el cerro Santa Lucía (originalmente Huelén), al pie del cual el Adelantado Pedro de Valdivia fundó en 1541 la ciudad de “Santiago del Nuevo Extremo” y trazó la planta de la misma en forma de damero. Fuimos también al Palacio de la Moneda, que es la sede del Presidente de la República de Chile, declarado Monumento Histórico Nacional. Es de estilo neoclásico, con su fachada principal hacia la calle Moneda y con vista a la Plaza de la Constitución.
Mientras tanto, Las mujeres recorrían hasta el último rincón del Mall Parque Arauco, el Mall Alto Las Condes y el barrio Patronato, en busca de ofertas, ya que en esa época resultaban muy convenientes los precios, especialmente los de la ropa. Un tema a resolver era el espacio para acomodar tantas bolsas y paquetes de compras. La última noche cenamos muy rico en el restaurante del hotel Continental y brindamos con champagne por el éxito del viaje.
Finalmente, el día 16 de diciembre, con el baúl a tope, emprendimos el regreso a Argentina; sin inconveniente alguno en la aduana, llegamos temprano a Mendoza y nos alojamos en un departamento céntrico. En la cena repetimos el brindis por lo hermosa que había resultado la aventura. A la mañana del 17 salimos para Río de los Sauces, dormimos allí y seguimos la etapa final en la Trooper hasta Unquillo, adonde llegamos por la tarde cansados pero muy reconfortados por la experiencia compartida.